Julio Anguita

Hasta después señor Anguita

Hoy ha muerto Julio Anguita González. Para todos aquellos que creemos en la política como un instrumento para hacer cambiar la sociedad hacia algo mucho más justo y humano, hoy es un día triste.

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¿Quién fue el señor Julio Anguita?

No quiero repasar su currículum, para ello, podéis leeros libros enteros dedicados a su figura o, si lo preferís, un repaso más resumido en este artículo de la Wikipedia.

Me gustaría quedarme con anécdotas que a mí me marcaron y que, creo, definen a la persona de la que estamos hablando.


Capacidad de acuerdo

Programa, programa, programa

Julio Anguita

Esta era la respuesta que un periodista podía obtener de Julio Anguita cuando se le preguntaba por las posibles alianzas o pactos tras las elecciones. Esto hoy no está de moda, no se lleva y creo que nunca se llegó a materializar de una manera profunda en nuestro país. Y no se hizo, y supongo que no se hará, porque lo que revelan estas palabras, son las ganas de llegar a un punto de entendimiento, a un acercamiento mutuo, partiendo de un programa propio y llegando a un programa en común.

Hoy por el contrario, lo que podemos ver en el congreso de los diputados, son políticos agarrados a unas ideologías vacías que no hacen más que cacarear mensajes, pero que no se sustentan en medidas, en políticas claras y que estén fijadas en papeles . ¿Y saben por qué? Porque esto conlleva mucho trabajo, un trabajo serio y profundo en busca del bien del país. Del país con palabras mayúsculas, del bien de España en su conjunto. Por contra, lo que vemos constantemente es el interés partidista. Sólo vemos a políticos preocupados por las encuestas, y por permanecer u obtener el gobierno, el poder. Obtener el poder sólo para tenerlo, como quien atesora dinero sin gastarlo. Atesorar poder para no convertirlo en nada que la sociedad pueda disfrutar.

En lugar de ello, Julio Anguita, hablaba continuamente de sentarse, hablar y trabajar. Remarco esta última palabra porque me parece la más importante del mensaje. Trabajar conjuntamente para poder llevar a cabo políticas beneficiosas para el país. Nada, nada de esto hay hoy en la mediocridad política.

Talla intelectual

Se dice siempre que una persona inteligente puede pasar por tonta, en cambio, al revés es imposible. Quizás pueda fingir un rato, pero un tonto, al final, se mostrará como lo que es.

Hoy en día uno puede acudir a internet y revisar los currículos de cada uno de líderes políticos y podrá ver carreras, masters, cursillos, mil idiomas. ¿Han visto los últimos debates electorales? ¿No chirría tanta carrera, tantos supuestos estudios para después ver la porquería que se ve en los debates?

Basta ver cualquier entrevista o debate en la que haya participado el señor Anguita, para darse cuenta de que no estamos hablando de un tonto o un político con carreras colgadas en internet. Muy al contrario, salía a relucir una mente bien amueblada e inteligente.

Don Quijote del siglo XX

En mi juventud, en los guiñoles, Julio Anguita era presentado como el Quijote. Transmitía la imagen de estar en un mundo paralelo, ajeno a la realidad circundante y pronunciaba discursos que estaban en dirección contraria al sentir y pensar general.

Han pasado los años desde aquello y cuánto más tiempo pasa, más me doy cuenta de que los gigantes contra los que Julio luchaba han dejado de ser molinos para los demás. Quizás, esas reflexiones que a los demás les parecían de locos, han pasado a ser, hoy en día, auténticas verdades plasmadas mediante muñecos de goma.

No estoy diciendo que Julio Anguita fuese un visionario y que él y sólo él viese el futuro. Lo que quiero decir es que, fue un político que supo tener un espíritu crítico y que no se dejaba llevar por la moda o forma de pensar del momento que le tocó vivir.

En la era de internet, de la información inmediata y casi en tiempo real, echaremos de menos a voces como la suya, tan diferentes a todo el ruido y cacareo sin sentido que uno está cansado de escuchar y oír.

Dignidad y honradez

Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen

Julio Anguita

Estas fueron las palabras del señor Anguita a las pocas horas de conocer que su hijo había sido asesinado en la guerra de Irak. Estaba trabajando como corresponsal de guerra y fue alcanzado por un misil iraquí.

No creo que haya experiencia vital más desgarradora que la muerte de un hijo. Este hombre tenía el derecho y el beneplácito de toda la sociedad, para decir e insultar a quien quisiese. Sin embargo, esas fueron sus únicas declaraciones al respecto. Nunca leí ni le oí decir nada más sobre este asunto. Tratándose de un una guerra en la que la sociedad española no quería participar porque consideraba injusta, Julio Anguita podría haber sacado rédito político de esta desgracia. Muy al contrario, su comportamiento fue ejemplar y digno.

Estamos cansados de ver en los medios de comunicación los trapos sucios de prácticamente todo el arco parlamentario: consumo de drogas, tráfico de influencias, robos y un largo etcétera que no hace más que aumentar el desapego de la sociedad por los que allí se sientan. Y que en todos estos años, no haya habido una tacha en el proceder de este señor, dice mucho de él. Cualquier medio de comunicación, sobre todo de derechas, estaría más que contento con poder publicar en primera página un delito cometido por Julio Anguita; hubiera bastado una simple multa de tráfico. No se me ocurre mayor prueba de la honradez de este señor.

Hasta luego

Yo no soy amigo, ni conocido de Julio Anguita. Nunca me he tomado un café con él y ni siquiera me lo he cruzado por la calle alguna vez. Sin embargo, me apetecía escribir estas palabras sobre una persona que, creo, valía mucho la pena.

Entender la política como la entendía él y que tan poco de moda está: como un servicio para mejorar la vida de los demás. Dar lecciones de humildad, honradez y trabajo a través del ejemplo. Son, creo yo, dos de las virtudes que más caracterizan a esta persona que nos ha abandonado hoy.

Se puede estar o no, de acuerdo con las ideas de Julio Anguita. Pero en lo que no cabe duda, es que ha sido un político ejemplar y diferente. Desde este humilde blog, sólo decir que lo echaré de menos. Descanse en paz. Hasta luego Don Julio.